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Por qué surgen variantes virales como ómicron: aspectos básicos sobre variaciones virales
Cuando comenzó la pandemia de COVID-19, teníamos un enemigo singular: el virus SARS-CoV-2. Sin embargo, ahora parece que existen múltiples enemigos, con la aparición de variantes como delta y ómicron. ¿Cómo sucedió esto? Los virus en general son realmente buenos para cambiar, adaptarse y desarrollar nuevas versiones de sí mismos. Sin embargo, si es la primera vez que lee acerca de las variantes, es posible que se pregunte: "¿Por qué sucede esto y en qué podría derivar?".
Para responder esas preguntas, revisemos los principios de la evolución y también echemos un vistazo a otros virus y cómo han cambiado.
Las variaciones son parte de la evolución viral
La idea central de la evolución es que siempre ocurren pequeños cambios en el código genético. Los cambios que confieren ventajas a un entorno determinado se transmitirán a las generaciones futuras. Dado que las generaciones humanas suelen tener una diferencia de 20-30 años en promedio, no notamos que la evolución ocurra en nosotros mismos. Pero los virus se reproducen miles de veces al día con solo unos minutos entre generaciones, lo que hace que la evolución viral sea mucho más rápida y notable.
El otro factor clave en la evolución tiene que ver con el entorno. Por ejemplo, el pesado abrigo de invierno absolutamente necesario para Chicago en diciembre sería una carga para Texas en julio. Imagínese no poder quitarse ese abrigo. En climas fríos le ayudaría a mantenerse abrigado y vivo. Sin embargo, ese mismo abrigo causaría un golpe de calor y muy probablemente la muerte en el calor del verano del Sur Profundo. De manera similar, para los virus, si un cambio genético confiere una ventaja en un entorno particular, entonces esa variación le da al virus lo que necesita para sobrevivir, reproducirse y transmitir esa ventaja genética a las generaciones futuras. Lo que estamos presenciando ahora es que la variante delta parece haber desarrollado ventajas sobre sus antecesoras. De esta forma, está superando a otras variantes y convirtiéndose en la versión dominante del virus.
Una mirada a las variaciones virales en el VIH y la hepatitis C
El SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, es un virus ARN. Como científicos podemos apoyarnos en el conocimiento de otros virus ARN, como la hepatitis C y el VIH, y cómo cambian con el tiempo. Sabemos por años de investigación que las versiones de estos virus que se transmiten de persona a persona no han cambiado mucho (con la excepción de las mutaciones de resistencia a los fármacos). Los fármacos creados para inhibir el VIH y la hepatitis C cambiaron el entorno de estos virus, lo que dio lugar a variantes que pudieron evolucionar y volverse resistentes a algunos de estos fármacos. Sin embargo, lo que no hemos presenciado con estos virus es una tendencia hacia una mayor infecciosidad o transmisibilidad. Esto nos dice que la hepatitis C y el VIH, que existen desde hace mucho más tiempo, han alcanzado sus límites evolutivos, donde los cambios adicionales suelen conllevar inconvenientes; y que los cambios genéticos que vemos se deben a cambios ambientales introducidos por fármacos desarrollados para inhibir estos virus. Con pocos tratamientos disponibles para el COVID-19, todavía vemos que el virus cambia de maneras que parecen implicar que todavía tiene cierta pista evolutiva antes de alcanzar los límites de compensación en un proceso de optimización.
¿Cómo están afectando las variantes al virus del COVID-19 y a las vacunas?
Con el SARS-CoV-2, estamos observando cómo un virus que es más nuevo para los humanos evoluciona rápidamente más allá de los ligeros cambios en el entorno que confieren las vacunas. Estamos siendo testigos de que variantes como delta se vuelvan más infecciosas y transmisibles. Y a medida que surgen estas nuevas variantes, superan a las otras cepas que no son tan efectivas para infectar y replicarse. Es darwinismo básico. Los cambios genéticos que confieren una ventaja triunfan con el tiempo. En otras palabras, los fuertes sobreviven. Se desconoce dónde y cuándo estos beneficios evolutivos alcanzarán su máximo para este virus. Las variantes delta y ómicron pueden ser solo peldaños en el camino evolutivo del virus, lo que podría significar que el SARS-CoV-2 aún puede tener que evolucionar antes de que veamos un estado más estable con menos variantes. Hasta ese momento, es posible que sigamos viendo surgir más variantes.
¿Las pruebas de PCR del COVID-19 de Labcorp siguen siendo eficaces con variantes como ómicron?
Sí, lo son. Los virus pueden dificultar las pruebas de PCR debido a su tendencia a mutar, pero diseñamos nuestras pruebas en consecuencia. Al apuntar a un segmento del código genético que tiene menos probabilidades de cambiar (la proteína de la nucleocápside, para ser precisos), nuestras pruebas de PCR del COVID-19 siguen siendo eficaces contra variantes como delta y ómicron.
¿Qué sucederá con las variantes del virus del COVID-19?
La buena noticia es que la evolución de los virus ARN suele llegar a un punto en el que las ventajas de los cambios genéticos empiezan a conllevar desventajas. Entonces, llegará un punto en el que habrá un virus del SARS-CoV-2 optimizado al que podremos atacar con mejores vacunas y tratamientos.
Mientras esperamos que las cosas lleguen a ese punto, sigue siendo importante vacunarse para protegerse contra las variantes. Si bien todavía es posible infectarse por COVID-19 después de haber sido vacunado, la vacunación sigue siendo la forma más eficaz de prevenir enfermedades graves.