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Las cuentas FSA y HSA pueden ser una excelente alternativa para ahorrar dinero en atención médica, pero a veces puede resultar difícil saber cuándo y cómo usarlas, y puede ser fácil olvidarse de ellas una vez abiertas. La buena noticia es que ambos tipos de cuentas se pueden usar para pagar diversos costos de atención médica de desembolso personal, como:
Ahora que llegó fin de año, queremos recordarle qué son las FSA y HSA, quiénes son elegibles para una de estas cuentas y por qué pueden resultar útiles para mantener los costos bajos al comprar suministros para tener de medicamentos de venta libre para al resfriado, humidificadores, termómetros, kits caseros de obtención de muestras para la influenza y el COVID-19 y más.
Primero abordaremos algunas de las preguntas más frecuentes sobre las FSA y las HSA.
Una cuenta de ahorros para la salud (HSA, por sus siglas en inglés) es una cuenta con beneficios impositivos que se puede usar para gastos de atención médica. Los fondos se pueden trasladar de un año a otro en su totalidad. Para ser elegible para abrir una de estas cuentas, debe tener un plan de salud con deducible alto (al menos $1.400 para un plan individual o $2.800 para un plan familiar) y permanece abierta si cambia de empleo. Puede abrir una HSA a través de un empleador o a través de un seguro privado. Los aportes a las HSA se hacen con dinero antes de impuestos, lo que significa que se reduce la parte gravable de sus ingresos con el aporte que hace al año.
Las cuentas de gastos flexibles (FSA, por sus siglas en inglés) son similares, pero menos flexibles. Solo puede abrir una como beneficio laboral y no permanece abierta si cambia de empleo. Para 2022, el límite de aportes a una FSA establecido por el IRS es de $2.850 antes de impuestos, mientras que el aporte máximo a una HSA es de $3.650 si tiene un plan individual o de $7.300 si tiene cobertura familiar.
Sí, en gran medida. A diferencia de las HSA, los saldos no utilizados de las cuentas FSA no suelen trasladarse al año siguiente. Excepto que el plan de FSA de su empleador autorice específicamente la continuación (con un tope de $570 impuesto por el IRS) u ofrezca un período de gracia hasta el siguiente año calendario, el importe que no utiliza antes del final del año en curso se pierde. Por eso es tan importante evaluar cuidadosamente el monto que aporta a una FSA con base en la estimación de sus gastos médicos (por ejemplo, las consultas al médico previstas, los costos en medicamentos, su deducible y también los costos de sus dependientes, si tiene cobertura familiar). Las personas más jóvenes y sanas pueden ser más conservadoras con el importe que destinan a su FSA que las personas con afecciones confirmadas que requieren tratamiento constante. Lo mismo se aplicaría a cualquier dependiente cubierto por su FSA familiar.
La FSA y la HSA permiten cubrir los mismos gastos, aunque hay algunas sutiles diferencias entre los planes. En general, permiten cubrir los costos médicos, dentales y de la vista que paga de su bolsillo, incluidos los deducibles, copagos y medicamentos recetados (pero no las primas del seguro). También cubren una cantidad sin límite de medicamentos, dispositivos y productos de venta sin receta (OTC), como vitaminas prenatales, sacaleches, sistemas de enjuague nasal, toallitas húmedas, tratamientos para el acné, ungüentos antibacterianos y pantalla solar, para que pueda tener siempre un suministro de estos productos cuando los necesite, sin límite de cantidad. Vea este artículo de CNBC donde se enumeran otros productos elegibles que podrían sorprenderlo, como kits de ADN para conocer su ascendencia.
Además, los fondos de las FSA y HSA se pueden usar para comprar pruebas de laboratorio para la detección de diversos problemas y enfermedades, como deficiencias vitamínicas, anemia, COVID-19, influenza y mucho más, todo sin necesidad de una consulta o derivación médica. Puede simplemente solicitar la prueba en línea con la tarjeta de su FSA o HSA y luego acercarse a un laboratorio en su zona para que le extraigan la muestra. Otra alternativa es que obtenga su propia muestra con un kit de recolección casero y la envíe a un laboratorio para su análisis, según el tipo de prueba.
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Ahora que aclaramos la diferencia entre las cuentas FSA y HSA y cómo se pueden usar en términos generales, vamos a analizar algunas situaciones hipotéticas en particular.
Los médicos prevén que las tasas de transmisión de la influenza aumentarán este invierno, aparecerán variantes nuevas y el COVID-19 seguirá circulando. Por eso es importante prepararse con anticipación. Puede comprar un suministro para tener en casa de kits caseros de obtención de muestras para pruebas de detección, incluidos los que permiten detectar tanto la influenza como el COVID-19, para poder hacer una prueba de detección a cualquier familiar que presente síntomas.
También es recomendable hacerse una prueba de detección del COVID-19 antes de viajar por las fiestas y reunirse con su familia. Puede usar los fondos de las FSA o HSA para comprar kits caseros de obtención de muestras y le resultarán más económicos porque el seguro no suele cubrir las pruebas de PCR para la detección del COVID excepto que tenga síntomas o haya estado expuesto a una persona con COVID. (Las pruebas rápidas pueden ser gratis y reembolsables). Si necesita una prueba de PCR y no estuvo expuesto al virus ni tiene ningún síntoma, conozca otra opción para acceder a una prueba de PCR aquí.
Puede usar sus fondos para los copagos o para comprar directamente los medicamentos recetados que quizá su seguro no cubra. Tenga esto en cuenta a la luz de la temporada de influenza y el aumento de los casos de COVID; sus fondos de reserva pueden ser útiles si usted o un dependiente necesitan un medicamento recetado. Como hay medicamentos antivirales para tratar la influenza disponibles desde hace años, es probable que en algún momento también haya medicamentos antivirales para el SARS-CoV-2. Esto incluye el comprimido antiviral para el COVID de Merck, molnupiravir, cuyos ensayos clínicos tuvieron la participación de Labcorp. Consulte a su proveedor de atención médica, ya que todos estos medicamentos requieren una receta.
También puede usar los fondos de su FSA o HSA para comprar diversos medicamentos de venta libre para la influenza o el resfrío, así como productos para mejorar la calidad del aire como humidificadores, que ayudan a las personas con infecciones respiratorias a respirar mejor. En general, esto le ayuda a prepararse para la que se espera será una temporada difícil de resfríos e influenza, y al mismos tiempo mantener bajos sus costos.
Con las cuentas FSA y HSA las pruebas pueden ser más asequibles si quiere ser más proactivo con respecto a su salud. Esto es particularmente relevante ahora que estamos saliendo de la pandemia, ya que una parte importante de la población dejó de abordar sus cuestiones de salud y bienestar para evitar la exposición al virus, lo que resultó en problemas de salud no diagnosticados. (Según un informe de los CDC, 41% de los adultos estadounidenses habían demorado su atención médica o directamente no habían consultado al médico al 30 de junio del 2020, incluidas consultas de urgencia o emergencia y consultas de rutina).
La buena noticia es que las pruebas de laboratorio que permiten analizar una enorme cantidad de valores, como los niveles de vitamina B12 y vitamina D, el riesgo de diabetes, la salud cardíaca, la salud hepática, fertilidad y alergias a los alimentos, se pueden comprar con la tarjeta de una FSA o HSA sin necesidad de la derivación de un médico. Un mejor acceso a pruebas de detección le permite llegar a su próxima cita médica informado y con las herramientas necesarias para hacer las preguntas correctas en torno a su atención.